Si queremos llevar a cabo un
cambio en los deportistas para que estos consigan sus objetivos, nos vamos a
encontrar con un claro inconveniente por encima de todos: la sociedad actual ha
cambiado.
Esto es muy importante a la
hora de tratar con deportistas jóvenes, ya que cientos de distracciones pueden
hacer que echen a perder su proyección y talento. La sociedad está marcada por
las nuevas tecnologías, las pocas horas para la práctica deportiva, la búsqueda
de la diversión por la vía fácil, y el olvido de lo importante que es luchar
cada día por la consecución de los objetivos. Ante este cúmulo de factores
externos, es fácil que cientos de talentos se pierdan cada día al dispersarse
sus prioridades.
El objetivo es transmitir a
los jóvenes deportistas una mentalidad más aproximada al elitismo y a la
necesidad de pensar las 24 horas del día en su objetivo deportivo de forma
prioritaria. De esta manera, enfocamos claramente lo que queremos conseguir y
podremos reaccionar más rápidamente ante los contratiempos o anticiparnos a
ellos si fuera posible. En el caso de tener jóvenes con elevada inestabilidad
la tarea nos va a resultar mucho más compleja.
El entrenamiento debe ser
más hacia lo emocional, que el deportista realice su deporte con pasión y que
sea el primer interesado en poner todo de su parte par conseguir las metas.
Esto es imprescindible, y deportista y técnico o motivador deber remar en la
misma dirección en todo momento.
Para que el deportista se
mantenga en el camino correcto debe de mantener constante un equilibrio en su
vida, sabiendo de dónde viene y a dónde va, el trabajo que debe de realizar
para que esto sea posible, y manteniendo la firmeza de que lo va a conseguir en
todo momento. Una vez más aparece el factor mental como elemento clave, ya no
sólo para confiar en lograr los objetivos, sino para evadirse de las
tentaciones del entorno y lograr una estabilidad emocional.
Se trata de evitar que los
jóvenes con talento se vean influenciados por los miles de factores agresivos
de la sociedad actual, encauzándolos hacia una mentalidad más propia de los
deportistas consolidados, ayudándolos a madurar mucho antes como personas. Es,
en definitiva, un cambio de mentalidad desde la base, niños o adolescentes que
deben comprender que un sueño requiere de un sacrificio constante ya que de lo
contrario, nunca llegarán a verlo hecho realidad.