¿Cuánto de lejos pueden llegar nuestros límites?
A priori una pregunta tan simple y a la vez tan difícil de contestar. Tan
obviada en muchos momentos de nuestras vidas y tan importante a la hora de
dirigir nuestros objetivos y de mirar hacia el futuro.
Vivimos en una sociedad donde estamos
acostumbrados a que el entorno nos marque el que hacer, que pensar, como
responder a nuestros retos, y hacia dónde dirigir nuestros estímulos, pero no
hay que olvidar nunca nuestro potencial como seres humanos y la capacidad que
poseemos para abandonar esa espiral y marcarnos nuestro propio camino, ese
camino que nos lleve al éxito.
Tenemos un potencial ilimitado para creer en
que todo es posible, para mejorar día a día y disfrutar siendo partícipes de
ello. Si tiramos la toalla nunca sabremos qué habría pasado de no haberlo hecho,
así que lo mínimo que podemos hacer es luchar hasta el final.
Cada vez que nos propongamos una meta debemos
de tener siempre en nuestra mente que todo es posible, debemos de ponerle pasión
a eso que hacemos. Quizás la cabeza te diga que no es posible pero el corazón
siempre tendrá una respuesta para dar un poco más de nosotros, para seguir
creyendo en lo que hacemos.
Creo que la vida consta de emociones, de
energía positiva, y una vida sin retos, sin la ilusión de crecer cada día, no
es una vida. Habrá quienes quieran conformarse con lo que tienen, con el miedo
de aspirar a superarse, con ese temor a obtener algo que consideran que no merecen,
y ese miedo es la causa de que no se consigan las metas, de que la cabeza pueda
una vez más al corazón y de que los sueños se pierdan en el olvido.
Yo prefiero pensar que todo lo que hacemos lo
hacemos por algo, que nuestra lucha y nuestra ilusión y ganas de conseguir lo
que deseamos es la base de nuestras vidas. Quiero creer que aspirar a conseguir
aquello que para muchos es imposible constituye el secreto de los que vemos la
vida como una oportunidad para trabajar y vivir día a día como siempre habíamos
imaginado, y no sólo quiero creer sino que creo y afirmo rotundamente que el
pensamiento positivo elimina todo las limitaciones del ser humano.
A todas las personas, a todos los deportistas
les mando un mensaje: a día de hoy lo único que podemos decir es que no sabemos
dónde se encuentra nuestro límite y que nunca lo sabremos, es lo único de lo
que podemos estar seguros. Cómo eso es cierto aún queda espacio para sacar esa
fuerza interior que nos hace proponernos las metas que nunca imaginamos
conseguir, esa energía que nos hace partícipes de la consecución de los sueños
en el día a día, esa ilusión que nos hace diferentes a los demás.
El éxito es posible, nunca olvidéis que el
propio ser humano es el que marca su camino. Buscad aquello que améis y nunca
paréis hasta conseguirlo, sólo así conseguiréis ser felices. Y una vida plena
de felicidad creo que merece todo el esfuerzo por nuestra parte.