Datos personales

Mi foto
Valladolid, Castilla y León, Spain
Graduado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte | Director de EDUVIC-Inspira tu país | Director del Programa DTD en la Universidad Europea Miguel de Cervantes | Análisis Observacional y Detección de Jóvenes Talentos en Fútbol | Deporte y educación al servicio del desarrollo humano

miércoles, 2 de abril de 2014

Felicidad Vs disciplina en el deportista

Siempre que se trata de hallar la fórmula del éxito en el deporte, ya sea este un deporte individual o colectivo, sale a relucir la importancia de la disciplina y el cumplimiento de una serie de normas para poder alcanzar las metas establecidas. De acuerdo, todos necesitamos marcar un camino en nuestras vidas que nos mantenga alerta y siguiendo el guión establecido pero, ¿estamos aplicando realmente el significado de la palabra disciplina?

Cito la definición: “coordinación de actitudes con las cuales se instruye para desarrollar habilidades, o para seguir un determinado código de conducta u orden”. Sin embargo, existe la controversia de asociar esa disciplina a una falta de libertad e incomodidad por parte del deportista, cayendo en el error de hacer un juicio erróneo en cuanto a lo que esta palabra se refiere. Disciplina no es aburrimiento, no es monotonía, ni tampoco es molestia.

Por esa razón voy a hablar de la disciplina bien entendida, esa que debe estar formada por una serie de reglas adaptadas a aquellas situaciones en las que un deportista siente pasión y entusiasmo por su trabajo. Esa que habla de actitudes sí, pero de actitudes positivas. Esa que lleva implícita la palabra felicidad, la verdadera clave del éxito y que debe prevalecer por encima de todo en la carrera del deportista. Busquemos un equilibrio personal en el que las normas se acepten con un sentimiento de crecimiento constante, de interacción y enriquecimiento mutuo con todas las personas del entorno (entrenadores, preparadores, aficionados, compañeros, familia, etc). De lo contrario, cuerpo y mente estarán avanzando en direcciones opuestas.

Debemos exigirnos el concederle al deportista ese hábitat positivo, pues sólo en esa situación será en la que pueda dar lo mejor de sí mismo y ofrecernos el 100% de su potencial. Nadie aceptaría una disciplina sino le hace feliz, al igual que nadie sería feliz aceptando una disciplina impuesta. Por lo tanto, busquemos la forma de mantener a los deportistas felices. Lo demás puede esperar, porque en este caso lo demás necesita que esto se materialice primero. Empecemos a construir la casa por los cimientos y no por el tejado.

He visto de todo en el mundo del deporte, he leído y releído cientos de metodologías y variables que buscaban dar con la tecla para la creación de campeones. He sido partícipe de esa búsqueda en mi constante crecimiento personal y evolución laboral, sin embargo, mi conclusión es que conozco a escasos campeones que lo hayan sido sin ser felices en sus vidas.

El entusiasmo es el motor del ser humano, aquello que hace que nuestros sueños se vean un poquito más cerca en nuestra cabeza, y que nos levantemos cada día con ánimo de emprender el camino hacia ellos. A veces, en el mundo del deporte, la respuesta a tantas incógnitas es mucho más sencilla. Como seres humanos nos regimos por el corazón, y sólo cuando nuestro corazón late con fuerza estamos en sintonía con la felicidad.

No hace falta decir que nosotros, la gente del deporte, los preparadores, entrenadores, asesores, representantes y demás personas en contacto con los deportistas, debemos ser los primeros en predicar con el ejemplo. De lo contrario, si dejamos de sentir pasión e ilusión en nuestro trabajo, lo mejor es que vayamos buscando otro empleo.

“¿Por qué siempre nos enseñan que lo fácil y malvado es hacer lo que queremos y que debemos disciplinarnos para reprimirnos a nosotros mismos? Es la cosa más difícil del mundo: Hacer lo que queremos. Y necesita del más elevado tipo de coraje. Quiero decir, lo que realmente queremos. – Ayn Rand.

No hay comentarios:

Publicar un comentario