Dedicaré este nuevo artículo
a tratar de forma específica el desempeño
cognitivo del jugador dentro de una situación de competición (real o
simulada), sirviendo como complemento al post publicado anteriormente titulado “Fútbol
formativo > Fútbol de competición”.
Es importante que sepamos el
contexto en el que está enfocado este artículo, que no es otro que la toma de
decisiones con una situación espacio-temporal
apropiada del jugador respecto al resto de jugadores. Si queremos expresarlo en
términos menos futbolísticos, diremos que vamos a evaluar si el jugador “elige
bien”.
Para que esto sea posible,
entran en juego muchos factores que
van más allá de la habilidad técnica del jugador, y son también la situación en
el campo de compañeros y rivales, la zona del terreno de juego en la que se produce
la acción, así como la distancia hacia ambas porterías y la confianza en la
ejecución.
Acostumbramos a pensar en que
los jugadores más rápidos son los más veloces, pero no reparamos en la rapidez mental de ejecución de la
acción, que es lo verdaderamente importante en la toma de decisiones. Tan importante es el tomar una decisión de
forma rápida, como no asumir en ella un excesivo riesgo para el propio equipo
en el caso de perder la pelota. Se trata de encontrar el equilibrio.
¿Puede entrenarse la toma de
decisiones para obtener una mejora sustantiva en este aspecto? La respuesta es
sí, siempre y cuando antepongamos este desarrollo cognitivo a obtener
resultados a toda costa. Esto es muy importante sobre todo en categorías inferiores, ya que es en
edades tempranas cuando más se puede influir en la inteligencia en el juego.
Con ejercicios en situación real
de juego y resolución de problemas,
promoveremos la toma de decisiones de los jugadores que de esta manera lograrán
tener una mejor percepción
espacio-temporal y cognitiva a
lo largo del desarrollo de un partido. A medida que el jugador tome decisiones
por sí mismo y sea capaz de resolver situaciones ciertamente complejas, estará
desarrollando el área del cerebro
correspondiente a la creatividad.
Un jugador con altas dosis
de creatividad será capaz de resolver situaciones futuras en las que otros se
verían incapacitados, además de contribuir esta cualidad a una mejora global en
el juego, haciendo al jugador más completo.
En este aprendizaje,
trabajado más directa o indirectamente, radica gran parte del secreto para que las selecciones de fútbol españolas sean
tan exitosas en los últimos años,
tanto la selección absoluta, como
las de categorías inferiores. La
conclusión es que nuestros jugadores
tienen una mayor comprensión del juego
y eso mitiga cualquier inferioridad en el aspecto físico respecto al oponente.
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